El periodista deportivo Horacio Pagani reconoció que fue víctima de la clásica estafa que algunos mecánicos deshonestos aplican a clientes que no tienen conocimientos suficientes en cuestiones técnicas y del funcionamiento del auto.
Este tipo de engaños consisten en que personal de un taller inventa o exagera fallas en el vehículo para poder cobrar un monto abultado por un desperfecto que no existe o es menos grave de lo que realmente es. Siempre con una actitud amable y simpática que brinda confianza al damnificado.
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Pagani contó en Radio Mitre que fue víctima de este tipo de artimaña de los “mecánicos amables” que le costó $1.800.000, en un episodio en el que, según él, participaron al menos nueve personas.
“Me estafaron. Fue una pyme de estafadores. Yo me fui de acá de forma urgente por la calle Jean Jaurés y cuando llegué a Bartolomé Mitre, un tipo que cruzaba la calle me señala y me dice: ‘Guarda la rueda derecha‘. Seguí una cuadra más, no le di bola. Pero cuando llego a la esquina de Rivadavia, otra persona me dice: ’La rueda derecha‘. Y cuando le pregunté qué le pasaba, me dijo que se movía", relató.
Y agregó: “No se movía un carajo el auto, pero me asusté un poco. Estacioné y justo venía un mecánico. Me dijo que se estaba yendo a comer, pero miró y dijo ’uy la rueda‘. Y yo no entendía qué tenía la rueda. Metió la mano por atrás de la rueda y sacó una tuerca llena de grasa”.

Después contó que empezaron a “trabajar” debajo del auto y le sugirieron buscar un repuesto en una casa “amiga”.
“De la nada traen un repuesto flamante y envuelto en un papel original. ‘¿Cuánto vale todo esto?‘, empecé a preguntar. ‘Dos millones y medio de pesos’, me respondieron. Mientras, ya habían empezado a moverse y a laburar. De pronto se pusieron a usar el repuesto nuevo y les dije que no tenía esa guita. ‘Haceme factura A’, les dije. ‘Rebajo a dos millones’, me respondió. Y ahí aparece uno con un caño todo reventado, sucio y lleno de grasa, que supuestamente era lo que sacaron”, detalló.
Una vez que finiquitaron las condiciones de pago, Pagani fue hasta el taller mecánico de un amigo y dio con la dura verdad. “Me dijo que no me hicieron nada. ‘Te pusieron grasa en el que tenías y no te hicieron nada. Esto no se rompe nunca’, me explicó. No pude dormir esa noche. Fue mucha plata. Un palo ochocientos en total”, sentenció.