De no ser por el 25% por ciento de indecisos y votos en blanco que muestran las encuestas, el resultado de la elección presidencial del 17 de agosto en Bolivia estaría decido y marcaría el final del largo periodo de hegemonía de la izquierda.
Todas las encuestas sitúan en la cabeza de la intención de voto a dos candidatos centroderechistas. Encabeza Samuel Doria, con Jorge Tuto Quiroga pisándole los talones y con la joven promesa de la izquierda, Andrónico Rodríguez, en un lejano tercer puesto. Hay encuestas que incluso muestra en la tercera posición a otro candidato de la centroderecha: el ex militar y ex alcalde de Cochabamba Manfred Reyes, quien presenta un plan económico neoliberal y propone encarcelar a Evo Morales.
En ese panorama tan sombrío para la izquierda, a la mayor porción de sensatez la exhibe el actual presidente. Aunque su gobierno exhibe síntomas de rotundo fracaso, Luis Arce renunció a ser el candidato de la izquierda ofreciendo esa renuncia como prenda para un acuerdo de unidad entre todas las agrupaciones izquierdistas. Sin esa unidad, la derrota está asegurada y el MAS (Movimiento al Socialismo) quedaría al borde de la extinción. Pero Evo Morales rechazó cualquier acuerdo con Arce y con Andrónico Rodríguez, insistiendo en su candidatura a pesar de que lo invalida la ley y la Constitución.
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La actitud miserable del ex presidente y líder cocalero, sumado a la pésima gestión del presidente actual y la designación de un candidato que no mueve el amperímetro (Eduardo del Castillo), garantizarían el final del largo periodo de la izquierda en el poder, con el MAS como fuerza dominante y con los trece años de presidencia de Evo Morales (2006-2019) más los cinco que cumplirá Arce, suman casi dos décadas, sólo interrumpidas por el golpe de Estado y el breve interinato de Jeannine Añez.
Quienes podrían poner fin a esa larga hegemonía izquierdista representan a la centroderecha. Samuel Doria Medina comenzó su vida política en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), creado y liderado por el general Juan José Torres, derrocado por un golpe en 1970 y asesinado en su exilio. Doria fue ministro del gobierno del MIR que encabezó Jaime Paz Zamora, quien inició el corrimiento de ese partido hacia el centro. Posteriormente, Doria continuó corriéndose y en la actualidad, aunque sea el vicepresidente de la Internacional Socialista para América Latina y El Caribe, de posición socialdemócrata, está claramente situado en la centroderecha.
Hoy, Doria es un rico empresario que preside organizaciones empresariales y propone reformas de mercado.

Quien lo sigue a muy corta distancia en las encuestas es Jorge Tuto Quiroga, el heredero político del general Hugo Bánzer, quien dio el golpe contra Torres en 1970 y, posiblemente, también lo hizo asesinar en Argentina, donde se había refugiado.
Bánzer creó un partido y logró la legitimación de las urnas. En su segunda presidencia democrática, Quiroga fue su vicepresidente y quien quedó como primer mandatario el año que le faltaba al viejo general cuando murió en el 2002.

De momento, todo parece indicar que la segunda vuelta se dirimirá entre Doria y Quiroga, en una elección en la que, si se cumple lo que hoy muestran las encuestas y el MAS queda por debajo del 3% de los votos, perdería su personería jurídica el partido más grande de la izquierda boliviana. También es probable que, como están anunciando Doria, Quiroga y Manfred Reyes, para no ir a prisión por tener relaciones sexuales con chicas adolescentes, Evo Morales tenga que refugiarse en Cuba o Venezuela.