* Desde Miami
Estamos en pleno verano en Estados Unidos, y el calor ya pasa factura. El reciente Mundial de Clubes 2025 ha mostrado, en vivo, los efectos del calor extremo en jugadores, aficionados y en la misma organización del torneo.
En ciudades como Charlotte, Nashville y Filadelfia, las temperaturas durante los partidos superaron los 35 °C con alta humedad, llegando incluso a los 36–37 °C. Durante la semifinal entre Chelsea y Fluminense, el argentino Enzo Fernández debió ser asistido en el campo de juego.
“El otro día estaba mareado y me tuve que tirar al piso”, dijo en diálogo con la prensa y agregó: “La verdad que el calor es increíble. Jugar a esa temperatura es muy peligroso”. El ex River aprovechó para pedirle a FIFA que tenga en cuenta los horarios críticos a la hora de planificar los partidos para el Mundial 2026, que se jugará del 11 de junio al 19 de julio en Estados Unidos, Canadá y México, y vivirá condiciones climáticas similares.
Fernández no fue el único en hacer mención a las altas temperaturas a las que estuvieron expuestos durante el torneo. El jugador del Atlético de Madrid, Marcos Llorente, declaró: “Nadie en Europa está acostumbrado a jugar con este calor, pero es lo mismo para todos. Hacía un calor terrible, tenía los dedos de los pies que me dolían, las uñas me dolían... no podía ni frenar, ni arrancar. Es increíble, pero como para todos es igual no hay queja”.
Por su parte, una de las figuras del Real Madrid, Jude Bellingham, pidió a la FIFA que haga una revisión de cara al próximo año: “El calor es increíble, es muy difícil jugar en este calor. Los campos no están nada bien. Retiene el balón. El balón apenas bota. También es duro para las rodillas”.
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La unión internacional de futbolistas FIFPRO alertó que algunos partidos debieron suspenderse por alcanzar niveles peligrosos de WBGT, un índice que mide temperatura, humedad, radiación solar y viento. El límite actual de WBGT establecido por la FIFA es de 32 grados, mientras que en la MLS el umbral es más estricto: 29 grados. FIFPRO busca que los protocolos se ajusten a los estándares de la liga estadounidense, para proteger mejor a los jugadores.
También plantean que las pausas para hidratarse no son suficientes y proponen aumentar los descansos: entretiempos de 20 minutos y pausas cada 15 minutos, en lugar de las habituales en los minutos 30 y 75.
FIFPRO advirtió que en ciudades como Miami y Orlando no debería haber partidos al mediodía por el alto riesgo térmico. Mientras que especialistas consideran que, sin cambios en la planificación, podría repetirse lo que ocurrió en el Mundial de Clubes, pero a mayor escala.
El presidente de FIFA, Gianni Infantino, aseguró que se priorizarán estadios techados y con aire acondicionado para partidos en horarios críticos. Dallas, Houston, Atlanta y Vancouver serían algunas de esas sedes. También confirmó que se reforzarán las pausas de hidratación y se evaluará el clima en tiempo real para tomar decisiones partido a partido.
El calor húmedo del verano norteamericano impacta más que el calor seco de otras regiones: reduce el rendimiento físico y aumenta el riesgo de golpes de calor. Además, el alto flujo de personas, los viajes largos entre sedes y la falta de sombra en algunos estadios podrían agravar la experiencia para los aficionados.
Este Mundial de Clubes no fue un hecho aislado: fue una advertencia. Si queremos un Mundial 2026 exitoso, inclusivo y seguro, hay que actuar desde ahora. El fútbol debe proteger a sus protagonistas: jugadores, público y espectáculo. El verano ya avisó… ¿estaremos listos?