El Campeonato de Primera División de 1943 fue la última vez que el futbol argentino tuvo a dos jugadores españoles. Isidro Lángara y Ángel Zubieta brillaron juntos en San Lorenzo que peleó el título hasta la última fecha con el campeón Boca.
82 años después se repite la historia. Los españoles Iker Muñain, en San Lorenzo, y Ander Herrera, en Boca, aceptaron el desafío de cruzar el charco parar vivir de cerca la pasión del hincha argentino.
Aunque parezca increíble, si cualquier futbolero español quisiera viajar a Argentina para ver el enfrentamiento de sus compatriotas en la liga de los campeones del mundo no podría hacerlo.
El motivo es simple: Boca y San Lorenzo no se enfrentarán en todo el año. Sí, leyeron bien. No hay garantizado un choque entre dos de los equipos más populares del país en ninguno de los dos torneos del 2025. Solo podrían enfrentarse en una eventual eliminatoria si se alinean los planetas.
Parece una locura, pero es solo uno de los tantos ejemplos de porqué el campeonato argentino no tiene sentido.
El origen de todos los males es la decisión de tener un torneo de 30 equipos. En las principales ligas de Europa se juega con 20 clubes. Alemania y Francia son la excepción que sólo 18 participantes.
La única liga del mundo con 30 equipos es la MLS de Estados Unidos. Pero allá juegan un solo torneo por año a dos rondas de todos contra todos. Después se define con playoffs en partidos de ida y vuelta. Bastante bien organizados.
En Argentina, los equipos se enfrentan sólo con la mitad de los integrantes del torneo. Hay dos ligas al año y los grupos se repiten, por lo que con algunos rivales se verán las caras dos veces, pero con otros no jugarán en todo el 2025.
El formato es absurdo e injusto. Aunque lo hayamos naturalizado, el único país del mundo que tiene que mirar tres tablas es Argentina. Una tabla para conocer al campeón, otra tabla para los clasificados a las copas y la restante para ver los descensos. El bendito “promedio” es un invento que se mantiene en nuestro país.
En nuestro país los primeros no pelean para ser campeón y los últimos no descienden. Da lo mismo terminar primero que octavo. Todo se define en un único partido, sin ventaja más que la localía y sin público del visitante. Después de 16 partidos, el primero le sacó 17 puntos al último clasificado. Sin embargo, la suerte se define en un solo partido sin alargue.
Con este formato los cuatro primeros equipos de la tabla general debieron ver las semifinales por televisión. Los playoffs a partido único están bien para un mundial o una copa por falta de tiempo, pero no es el formato adecuado para un torneo de liga.
Con 30 equipos, el calendario queda chico para un solo torneo de todos contra todos. AFA optó por dos ligas cortas que se definen en sólo un puñado de meses.
Con este panorama, los 14 equipos que no clasificaron a playoffs estarán dos meses y medio sin jugar oficialmente. La mayoría de los equipos ya terminaron sus vacaciones y arrancaron la pretemporada, mientras otros recién terminan de jugar el torneo anterior.
Es cierto que se trata de un año especial por el mundial de clubes, pero si le sumamos el descanso de verano la mitad de los equipos tendrá más de cuatro meses sin actividad. Esto es inviable para la economía de los clubes.
Platense es feliz porque se coronó campeón, pero hace un mes que no juega en su estadio. Disputó todos los playoffs como visitante y sin el apoyo de su hinchada.
El Calamar levantó la Copa por primera vez en su historia en una cancha neutral a más de mil kilómetros de su estadio.
Respecto a la final llevar dos equipos de Buenos Aires a Santiago del Estero es un despropósito. Los estadios de Huracán y Platense están separados por sólo 20 kilómetros, pero los llevaron a un escenario a 1100 kilómetros.
No lo digo por los jugadores que siempre viajan en avión y se hospedan en cómodos hoteles. Lo digo por los hinchas, nadie piensa en ellos. Son incondicionales y gastan lo que no tienen para seguir a su equipo. ¿Hasta cuándo se van a seguir jugando con la pasión? No importa la gente, sólo importa el negocio.
La decisión de AFA de jugar partidos importantes en el interior se justificó, desde un comienzo, con el argumento de llevar el fútbol grande a provincias que no tengan equipos en primera división. Sin embargo, de las ultimas 14 finales organizadas por AFA diez se disputaron en Santiago del Estero, provincia que ya tiene presencia en Liga Profesional hace años con Central Córdoba.
En el país hay al menos diez estadios con mayor capacidad que el Madre de Ciudades y ciudades con más infraestructura y hotelería. Sin embargo, se sigue eligiendo el recito del caudillo Pablo Toviggino, mano derecha del presidente de AFA.
Como diría el “Chiqui” Tapia: “no trates de entenderla, disfrutala”. Total, todo pasa, la pelota sigue girando, el hincha sigue gastando y la AFA sigue facturando.