Los hackeos de las cuentas de WhatsApp son reiterados y, aunque no son ninguna novedad, causan bronca e indignación. En algunos casos hasta pérdidas económicas. Cuando sucede, las víctimas se enfrentan a situaciones de estrés por intentar recuperar al menos sus datos en medio de las burocracias de la misma empresa de mensajería.
El escenario es aún peor cuando los hackeados son empresas o comercios que usan ese medio para vender o receptar pedidos. Ese es el caso de una distribuidora de Alta Gracia al que le sacaron el control de su cuenta hace casi un mes y vive una odisea para lograr que los ladrones no estafen a sus clientes.
Todo comenzó el lunes 9 de junio, cuando tuvieron que configurar por completo la cuenta de WhatsApp siendo que ya la tenían en funcionamiento. Esa señal fue una alerta y encontraron un mail vinculado que era desconocido para ellos. Horas más tarde, ya estaban hackeados.
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A partir de allí los ladrones comenzaron a enviar mensajes a cada cliente que hacía consultas. Les ofrecían productos en “promoción” y hasta descuentos falsos ofreciendo un reparto por delivery que jamás se concretaba.
Rápidamente tomaron cartas en el asunto y avisaron por otras vías, pero hubo quienes cayeron en el engaño. “Algunos clientes vinieron al local a reclamarnos el pedido, hubo quienes habían transferido a nuestra cuenta bancaria porque tenían los datos guardados pero hubo otros, los menos, que sí transfirieron”, explicó el dueño de la distribuidora y sumó: “Una fue una jubilada que compró una promo de pizzas, queso, salsa y gaseosa que ofrecían para un partido de Eliminatorias de la Selección”.
El plan para estafar
Los estafadores intentaron engañar a otra de las dueñas sin saber que lo era. “Mi hermana envió un comprobante de un cliente para controlarlo y comenzaron a insistirle para que vuelva a hacer la transferencia a una cuenta bancaria que no era nuestra”, explicó el hombre que prefirió resguardar su identidad.
Se trataba de una billetera virtual de Claro Pay a nombre de Ricardo Esteban Rojas, cuyo CUIT era 20-30331442-4. Con esos datos descubrieron que la dirección desde la que operaban era en La Rioja 2882, en Alto Alberdi de Córdoba capital.
“Les envié un mensaje insultándolos y diciéndoles que tenía sus datos y lo apagaron, entonces pensamos que ya había terminado todo”, explicó.

Mientras tanto, desde la empresa activaron otro número de WhatsApp y comenzaron a recuperar los contactos poco a poco. Sin embargo, lejos de que la odisea haya terminado, los delincuentes volvieron con todo. 15 días más tarde, más precisamente el miércoles, reactivaron la cuenta.
El plan de estafa estaba planeado en dos partes para que hubiera víctimas sí o sí. Por un lado, realizaron una difusión con una imagen diseñada por ellos mismos ofreciendo “50% de descuento” en una lista de productos que incluía fernet, gaseosas, aceite y azúcar. Según detallaron, el pedido era por venta mayorista y debía hacerse antes de las 18. Los errores ortográficos y el aviso trucho se notaban al instante.

Por otro lado, enviaron mensajes a clientes seleccionados avisando que estaban tomando pedidos. Hubo quienes creyeron el engaño pero rápidamente recordaron el hackeo ocurrido días atrás y alertaron a los dueños.
