Después de 5 años, el gigante de San Vicente volverá a tener a su anfitrión principal sobre el escenario. En una nueva edición de Expediente Cuarteto, Dahy Terradas conversó con Rubén Bravi, hijo de Humberto Bravi histórico dueño del Sargento Cabral. El entrevistado, además de heredar el templo jimenero tras el fallecimiento de su padre, acompañó la carrera del ídolo cordobés trabajando como el abogado de la familia.
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La familia Bravi compró el establecimiento bailable, Club Sargento Cabral, el día 15 de noviembre de 1975. Humberto, propuso a su familia utilizar el terreno para hacer un estacionamiento, pero finalmente decidieron continuar con los bailes que se venían realizando. En primer lugar, quien se encargó de organizar los eventos en el lugar fue Valerio Bertucceli que alquilaba el espacio, y paralelamente organizaba bailes en La Toscana.

El terreno lucía muy diferente al que hoy en día conocemos. Era un lugar a cielo abierto, con un árbol de mora en su entrada, las boleterías a un costado y el escenario enfrente de donde se encuentra en la actualidad. La pista de baile era de mosaico, a su alrededor estaba rodeada de mesas y sillas sobre que estaban sobre una base de tierra y piedras pequeñas.
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Los primeros grupos en presentarse
En aquella época “los cuatro grandes”, es decir Cuarteto Berna, Cuarteto de oro, Cuarteto la leo y Carlitos Rolán, se presentaban exclusivamente en otros establecimientos. Por ello, la familia Bravi empezó a trabajar con otras orquestas como Ariel Ferrari, El Cuartetazo y Alberto Tozas, entre otros. Unos años después el Coliseo, lugar que albergaba los bailes más convocantes, cerró y “los cuatro grandes” se mudaron al Sargento Cabral donde se presentaron a lo largo de 20 años.
La decisión que cambió la historia
Cuando el Cuarteto de oro se separó, las cosas cambiaron para los dueños del mítico local. Tras la pelea de sus cantantes, Coquito Ramaló demandó, que si la familia Bravi contrataba a Carlitos Jiménez como solista, su grupo no se iba a presentar en ese lugar.

Según narró Rubén, en su casa tuvieron que tomar una difícil decisión, pero finalmente se inclinaron por La Mona. “Indudablemente lo otro se cayó por su propio peso, que ya venía para abajo y arrancó la historia de Jiménez en el Sargento solo”, exclamó.
De esta manera, el primer baile como solista de Carlos se dio en el gigante de San Vicente. La expectativa era grande, ya que se dudaba si el jóven Jiménez de si podía continuar sin la compañía de Ramaló. “Había muchos que decían que Carlos Jimenez, sin Coquito no iba a andar. Lo que pasa es que al lado de Jiménez se fue Ramaló, pero empezó a aparecer Juana”, reflexionó el entrevistado.
Una relación de familia
Después de respaldar al ídolo popular, los Bravi y los Jiménez pasaron a tener un parentesco muy sólido. “Nosotros hemos compartido los momentos más lindos y tristes de ellos y ellos a la viceversa”, expresó Rubén.
Con el paso del tiempo, el hijo de Humberto se recibió de abogado y empezó a acompañar al artista desde otro lado, como su representante legal. Al día de hoy, todavía siguen manteniendo una gran relación, tanto de amistad como profesional.
La evolución del clásico
Desde el debut de Jiménez en el Sargento su presencia se dio todos los meses ininterrumpidamente, pero el día en el que Jiménez tocaba fue mutando con el tiempo. “Al poquito tiempo que (La Mona) larga como solista, se graba acá en vivo. Vinieron los camiones del estudio Cielito de Buenos Aires y se grabó dos días seguidos. En las dos noches se cortó la calle, en un momento había más gente afuera que adentro”, recordó emocionado Bravi.

Pero aunque en la memoria de los cuarteteros el clásico del Mandamás en el Sargento era los días viernes, en un principio se realizaba los días sábados. “Hasta que un día él dijo, ´no voy a hacer un sábado por mes, quiero venir todas las semanas, vamos a empezar con los viernes de La Mona en el Sargento´”, narró el entrevistado.
En defensa del Sargento
Rubén recordó acerca de las quejas que tenía de los vecinos de la zona, y como su familia fue mejorando en ese aspecto. Ya que él era abogado, fue quien tuvo que defender al local bailable en los correspondientes juicios que se hicieron.
El propietario confirmó que todos los problemas terminaron en buenos términos. Además, aseguró que muchos de los habitantes de la zona le solicitaban que realizará los bailes, ya que vivían de eso. “Que molestamos, molestamos. y hemos sido los hacedores de trabajo de mucha gente del sector”, sentenció.
La nueva puesta en escena
Con el crecimiento del cuarteto y en especial de Jiménez, los dueños del establecimiento se vieron obligados a ampliar el espacio. El escenario fue una de las grandes modificaciones a pedido de los artistas, ya que pasó de albergar a 4 músicos, a una banda completa.
“Con el tiempo, ya desgraciadamente no estando mi viejo, le pusimos el nombre de él al escenario. Fue un momento muy lindo muy emotivo, porque referenciar a mi viejo me pone muy arriba. Se juntaron dos grandes, mi viejo fue un capo”, expresó.
La pandemia
Como en todos los ámbitos, el Covid obligó a sus dueños a hacer un cambio de planes. Tras los meses de inactividad y la vuelta con restricciones, Bravi se vio obligado a repensar el futuro del Sargento Cabral. “La idea con Carlos y Juana era ´che, pasa la pandemia y volvemos, seguimos de vuelta´”. Cuando Carlos iba a volver a tocar en el local, la municipalidad recortó la capacidad al 50%, por lo que no pudo concretarse.

En la actualidad, La Mona vuelve después de 5 años al mítico lugar y los históricos propietarios se encuentran emocionados por ello. “Esta nueva posibilidad creo que nos va a sanar el alma a todos, a nosotros como dueños y a él como artista. Yo creo que el esta esperando subirse a ese escenario”.