Pasaron más de cinco años de aquel viernes 6 de marzo del 2020 en el que, sin imaginarlo, La Mona presentó su última “misa jimenera” en el Monumental Sargento Cabral. En la previa a su expectante regreso de este viernes 14 a la esquina más famosa de San Vicente, Rubén Bravi habló con Cuarteteando y entre tantos temas, recordó aquella primera actuación del ídolo popular en el lugar que años después se convertiría en su segundo hogar.
El dueño del local bailable y además abogado de la familia, realizó un viaje al pasado y se trasladó al 1984, época en la Carlitos optó por abandonar el Cuarteto de Oro. La decisión implicaba alejarse artísticamente de Coquito Ramaló y emprender su propio camino en la música.
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“Tuvo un lindo baile y eso llamó la atención. Indudablemente todos los ojos estaban puestos en ver qué iba a hacer como solista”, recordó con respecto a aquel sábado 7 de abril del 84′. Después de su primer show en el interior de Córdoba, el artista tuvo la difícil jugada de mostrarse ante el público, esta vez, como figura central de su propio proyecto.
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El abogado de los Jiménez destacó que si bien fue una decisión difícil y generaba incertidumbre entre propios y extraños, muchos no se percataron de la aparición de la figura de Juana Delseri, su compañera de vida y quien luego se convertiría en una pieza fundamental para su carrera profesional.
Con su talento, carisma y ángel, Carlitos logró institucionalizar los “viernes de Sargento”, aunque en un comienzo fue distinto. Sus bailes eran los sábados y los hacía uno o dos veces al mes, ya que intercalaba con actuaciones en otros recintos que al día de hoy continúan vigentes.
El impulsor
Rubén Bravi recordó el día que La Mona marcó un hito en la música de Córdoba cuando grabó por primera vez un disco en vivo, material que significó un antes y un después en la historia del cuarteto.
“Se grabó en dos días seguidos. En las dos noches se cortaron las calles, se abrieron los portones (dos ya que el lugar era mucho más chico que el actual)”, recordó. “Mirá lo que digo y se me pone la piel de gallina”, continuó movilizado mientras intentaba poner en palabras lo vivido aquella noche cuando debieron cortar las calles. “En un momento había más gente afuera que adentro”, cerró orgulloso.
