Un informe de Telenoche reveló que durante 2025 ya se registraron más de 300 detenciones vinculadas a naranjitas en la ciudad de Córdoba. No se trata de 300 personas distintas —varias detenciones se repiten—, pero la cifra refleja la magnitud del problema, especialmente en los barrios con mayor movimiento nocturno.
Según datos del Ministerio de Seguridad, los sectores con más casos son Nueva Córdoba (41), Centro (17), Alberdi (12), Güemes (11), Alta Córdoba (7), General Paz (5) y Cofico (5). Entre los detenidos hay cuidacoches oficiales y también personas que se hacen pasar por naranjitas usando un chaleco.
Así el presidente del centro vecinal de Nueva Córdoba, Juan Aramayo, describió la situación como un problema en crecimiento: “Tenemos un incremento de la problemática del tema de los naranjitas, sobre todo a la noche… a veces cobran hasta 10 mil o 15 mil pesos la estadía”. También aclaró que no todos generan conflictos: “Hay muchos naranjitas que hacen su trabajo con responsabilidad, pero también se están dando muchas situaciones de violencia”.
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Aramayo señaló que la falta de regulación genera peleas entre cuidacoches por zonas más rentables: “Al no estar regulado, esta es una zona en que se pelean entre ellos”. Añadió que la Policía les reporta “dos o tres conflictos diarios” y pidió un abordaje integral: “No queremos criminalizar el tema… hay que tratar el tema integralmente para llevarlo a una reinserción social”.
Escenario complejo
Desde Güemes, Soledad Guzmán explicó que el escenario es complejo por la presencia de personas en situación de calle y oportunistas: “Hay una cantidad grande de oportunistas que no es el naranjita cooperativizado”. Sobre algunos cuidacoches no registrados, advirtió: “Vemos mucha gente con consumos problemáticos que se pone un simple chaleco y viene a oficiar de naranjita”.
Guzmán también reclamó más firmeza en los controles: “Esas personas que entran y salen después de haber cometido claramente un delito. Ya no es una persona que debería darte confianza”. Para el centro vecinal, diferenciar al trabajador formal del oportunista es clave para la convivencia.
Por su parte, Sofía Gnappi, del Centro Vecinal de Villa Belgrano, expresó su preocupación por la inseguridad asociada: “Algunos son de una cooperativa, pero muchos no, van y lo aprovechan para después delinquir”. Señaló conductas reiteradas como intimidación, daños a autos y vigilancia de viviendas, y pidió más presencia estatal: “Lo que pedimos es ampliar esta situación de control que el Estado tenga sobre esto”.



