Este lunes comenzó en los Tribunales de Villa María el juicio por el brutal crimen de Natalia Rosa Mariani (46), asesinada el 29 de diciembre de 2023 en la localidad de Villa Nueva. En el banquillo de los acusados están su exmarido, Hernán Ferrari (56), y su hijo, Gino Ferrari (21), imputados como coautores del delito de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por codicia, figura que prevé la pena de prisión perpetua.
La audiencia, que se desarrolla en la Cámara del Crimen de Villa María con la participación de jurados populares, se lleva adelante en el quinto piso de Tribunales. Los acusados siguen el debate por videollamada desde el penal donde se encuentran alojados, mientras que en la sala están presentes sus defensores.
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Los primeros testigos en declarar son los padres de la víctima y una de sus hijas, quien, en una dramática situación, es hermana e hija de los acusados.
El juicio, que se extenderá al menos por tres jornadas, incluirá declaraciones de testigos, peritos y la reconstrucción del crimen, en un proceso que busca justicia por uno de los crímenes más recordados en la provincia.

El caso
El caso generó conmoción por la frialdad y la violencia del hecho, pero sobre todo por el vínculo familiar entre víctima y victimarios. La investigación del fiscal René Bosio determinó que el crimen fue cuidadosamente planificado y que el móvil fue económico: Mariani había recibido una herencia y su hijo reclamaba parte del dinero.
De acuerdo a la causa, padre e hijo se reunieron en la panadería de Hernán Ferrari el 28 de diciembre. Cerca de las 21, Gino ingresó a la casa de su madre con una llave que le había entregado su padre, disfrazado con gorra, camperón y una peluca para no ser reconocido. Allí la atacó brutalmente: primero la golpeó hasta dejarla inconsciente y luego la apuñaló con un cuchillo de cocina y otro de carnicero, provocándole múltiples heridas.

Tras el asesinato, se llevó 400 mil pesos y 650 dólares, con el objetivo de simular un robo. Sin embargo, las pericias y los registros de cámaras permitieron reconstruir los movimientos previos y posteriores al crimen, lo que llevó a la detención de ambos en enero de 2024.
El fiscal Bosio señaló en su momento que padre e hijo actuaron “movidos por el lucro que despierta la codicia”, planificando el asesinato para quedarse con los bienes de la mujer.