La localidad santafesina de Frontera, pegada a la ciudad cordobesa de San Francisco, volvió a quedar en el centro de la escena por un brutal episodio de violencia narco. Un nene de apenas 4 años fue asesinado de cuatro balazos, mientras que su padre, Brian “Peladito” Martínez (31), recibió seis impactos y permanece internado en grave estado.
De acuerdo a los primeros datos de la causa, el violento ataque ocurrió este miércoles por la tarde, cerca de las 18, en inmediaciones del polideportivo local. Padre e hijo circulaban en un auto cuando fueron interceptados por otro vehículo, desde donde varias personas armadas bajaron y abrieron fuego sin mediar palabra. El vehículo utilizado en el ataque apareció incendiado pocos minutos después.
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El pequeño fue ingresado sin signos vitales al Hospital Iturraspe de San Francisco, mientras que su papá sufrió heridas que le afectaron un pulmón y la médula espinal. El ataque fue directo y planificado, y la principal hipótesis es un ajuste de cuentas entre bandas narco de la zona.
Un crimen que sacude a la frontera de las provincias
La víctima fatal, identificada como Z.T., sería sobrino de Horacio “Totín” Martínez, asesinado en mayo pasado en un hecho similar en el mismo sector. También estaría relacionado con “Pocholito” Martínez, otro joven con antecedentes por robos y agresiones.
Todo indica que el verdadero blanco era Brian, apodado “Peladito”, quien había salido recientemente de prisión y tendría viejas cuentas pendientes en el circuito narco. El crimen ocurrió en un sector caliente del límite entre Córdoba y Santa Fe, donde este tipo de ataques se repiten con frecuencia.

Tras el ataque, los sicarios se fugaron e incendiaron el vehículo en un camino rural de Josefina, ya en territorio santafesino. Hasta el momento, no hay detenidos y la causa avanza con hermetismo bajo la órbita de la Justicia santafesina. Vecinos aseguraron haber escuchado entre ocho y diez disparos.
El caso causó conmoción total en la comunidad, donde el dolor por la muerte del pequeño se mezcla con el miedo que genera una violencia que no se detiene.