3 de junio de 2015. El primer grito colectivo Ni Una Menos. No fue una voz, fueron muchas voces que expresaron el hartazgo, la preocupación, los miedos de tantas mujeres y disidencias. “¡Vivas y libres nos queremos!” era el deseo, pero también un pedido desesperado.
Los femicidios de Paola Acosta (septiembre de 2014) y el de Andrea Castana (marzo de 2015) sacudieron a Córdoba. Tiempo después el asesinato de Chiara Páez en Santa Fe (marzo de 2015) fue el detonante a nivel nacional que provocó que toda la rabia acumulada sea liberada en las calles del país.
+ VIDEO: 10 años de Ni Una Menos:
La unión hizo a la fuerza y la consigna se instaló en la agenda pública. Pasaron 10 años de un hito inquebrantable, ese ruego continúa vigente y más firme que nunca porque la violencia machista no cesa y a las mujeres las (nos) siguen matando.
Pero muchos se preguntan: ¿por qué la violencia de género persiste? ¿por qué los femicidios se acrecentaron en una década? ¿entonces de nada sirvió la lucha feminista?
El grito Ni Una Menos representa a todas aquellas mujeres que callaron, simboliza una lucha que tuvo como principal gloria la perspectiva de género en la Justicia argentina, donde se dejó de hablar de “crimen pasional” para entender que un femicidio es la violencia más extrema contra las mujeres por el solo hecho de ser mujer. Pero también dio visibilidad a las múltiples violencias que sufren (sufrimos) las mujeres: económica y patrimonial, mental, simbólica, sexual y física.

Sí, la lucha feminista sirvió y todavía queda mucho por hacer para que esa “deconstrucción” de la que tanto tiempo se habló y el reclamo de “igualdad de género” no pierdan su eje. El feminismo nunca fue una moda y mucho menos una “ideología”, porque tal como señaló a El Doce la comunicadora y referente de Ni Una Menos Córdoba, Josefina Rodríguez, “la violencia de género es una problemática”.
“Lo terrible es que se logró un impacto en la sociedad porque murieron muchas mujeres, lo que nosotras quisiéramos desde el colectivo es que no haga falta que muera nadie para que nos sensibilicemos por este tema, que no hace falta destruir vidas para que nos concienticemos de que hay un problema, toda la sociedad es responsable y no hay una cuestión de señalar sino de responsabilizarse”, se explayó.
Por eso, desde su perspectiva, lamentó que atravesemos un momento de la historia algo “difícil” para la apertura de estos diálogos, que derivan a que muchas personas “no se animen a opinar cuando se habla de violencia y de género”.
“Ni Una Menos fue una consigna irrefutable, aunque lejos está de haber sido concluyente: nos siguen matando”, reforzó a El Doce Laura Giubergia, periodista e integrante del colectivo en sus inicios.
Desde el Observatorio Mumalá revelaron que desde aquel 3 de junio de 2015 al 30 de mayo de 2025 hubo 2.590 femicidios en Argentina, siendo las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Salta las que registraron el mayor número de crímenes de mujeres en estos 10 años.

Y está claro que no es solo una cifra. Porque detrás de esas estadísticas que al escribirlas son frías hay historias, hay 2.788 niños, niñas y adolescentes que se quedaron sin madres. Hay madres que se quedaron sin sus hijas, abuelas sin sus nietas.

Hubo cambios sustanciales desde aquella histórica marcha de Ni Una Menos que con ese grito masivo se hizo eco en cada rincón del país para lograr esa conciencia social: desde la implementación de la Ley Brisa y la Ley Micaela; el Registro de Femicidios por la Corte Suprema de Justicia de la Nación; diferentes herramientas de protección a las víctimas; entre otras medidas.
Pero otro de los mayores logros de Ni Una Menos se destaca, según la mirada de Laura Giubergia, que “generaciones crecieron hablando de igualdad y entendiendo por dónde vienen las desigualdades históricas”.
El mensaje a 10 años del Ni Una Menos
El colectivo vuelve a salir a las calles para gritar como hace una década Ni Una Menos en un contexto desafiante y en el que cuestionan, en palabras de Rodríguez, el “desfinanciamiento nacional de muchas políticas públicas que son muy importantes y que no se miden linealmente y como el efecto rápido de que si hay un Ministerio (de la Mujer) no tendría que haber más femicidios”.
Por eso, la referente del movimiento insistió en que “uno de los desafíos es cómo llevar el mensaje de lucha, compromiso, solidaridad y de empatía frente a la muerte de mujeres”. Además, Josefina Rodríguez remarcó en la necesidad de continuar con la concientización diaria de “identificar cuáles son las violencias que atravesamos y animarnos a hablar”.
“Lo que aprendemos de los movimientos feministas es la red, somos una red de personas, somos colectivo, nadie hace nada individualmente, esto es una lucha colectiva porque el problema es social”, insistió.
En ese sentido, Laura Giubergia señaló: “A la violencia se la enfrenta de dos formas: asistiendo y protegiendo a quienes la sufren y educando para que las nuevas generaciones vengan con otra configuración de relaciones entre varones y mujeres”. Para ella, la conquista de derechos de las mujeres y este hito de la historia reciente como lo es Ni Una Menos resumen muy bien los tiempos actuales: “Hubo que conquistar y ahora hay que custodiar y defender”.