El 28 de enero un gasoducto explotó durante una megaobra en Villa María y desató un incendio que provocó una tragedia en el barrio Villa Albertina, una zona de viviendas precarias. Un padre y su hijo de 18 años murieron y otros miembros de la familia se salvaron de milagro. A dos meses, Maricel, la esposa y madre de las víctimas, contó lo que sucedió ese día.
En Arriba Córdoba, la mujer de 45 años recordó que el desastre sucedió horas después del mediodía. “Se siente un ruido, como una vibración, nos asomamos rápido por la ventana y le digo ‘levántate porque se prendió fuego algo, levántate porque explota todo’”, recordó sobre lo que le dijo a su esposo Martín. Momentos antes, su hija Luana (sobreviviente) le había dicho que sentía “algo”.
+ VIDEO: el relato de Maricel, a casi tres meses de la tragedia:

En la huida, sintieron expansiones que fueron “como una guerra”. “Ahí pasó una expansión que explotó todo, me tira a mí y después viene otra más, se venían pelotas de fuego”, contó Maricel. Cada uno de ellos tomó caminos diferentes, intentando salvarse.
“Todo lo difícil que hemos vivido, destruyeron una familia”, lamentó la mujer y siguió: “Éramos muy compañeros, hoy no tenerlo es muy difícil. Me arrebataron la familia”. Tras las internaciones, la provincia les alquiló un departamento para que pudieran estar juntos y recuperarse. “Mi fuerza está con ellos cuatro (por sus hijos), pero no es fácil porque se me quiebran las nenas, por ahí los varones. Uno como padre está preparado, pero enterrar a un hijo…”, admitió entre lágrimas.
Alertas
Maricel y su familia ya habían advertido el riesgo que corrían tanto ellos como la vivienda por la nueva obra que estaban haciendo a pocos metros. Según dijo, entre octubre y noviembre de 2024 sintieron “un terremoto” y su esposo Martín fue a hablar con los operarios para que detuvieran la obra porque “se derrumbaba la casa”. “Habló con los ingenieros que tienen la empresa, que dijeron que iban a venir a hablar con nosotros, que iban a mandar a una ingeniera y nunca aparecieron”, señaló.

A su vez, apuntó contra la empresa y las poquísimas medidas de seguridad que tuvieron en aquel entonces. Con dolor, aseguró que hasta que no ocurrió la tragedia “no se vio ningún ingeniero con un plano”.
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“Se podría haber evitado”, insistió y contó que el fin de semana fue al cementerio a visitar a su esposo y a su hijo y luego pasó por donde estaba la vivienda. “Ahora me doy con que cerraron todo”, se indignó y añadió: “Podrían haberlo hecho antes y haberlo prevenido”.
En tanto, reconoció que Martín había sugerido la posibilidad de irse a otro lugar por la afectación a la vivienda. “Quiero justicia porque ellos sabían el riesgo que corríamos y nunca se presentaron”, insistió y concluyó: “Cada vez que pienso los extraño, es todo difícil”.
Por su parte, el abogado de Maricel, Diego Sobrino, explicó que los imputados son los ingenieros de la obra, el capataz y el operario que operaba la retroexcavadora que destruyó el caño que provocó el incendio. “Surgen fallas en la organización que nos hacen vislumbrar solicitudes de imputación hacia más arriba, hacia autoridades de la empresa”, sostuvo.
